Nefropatía Diabética
Revisado por DeDiabetes
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La nefropatía diabética es una de las complicaciones más graves que afecta a los diabéticos. En términos básicos, es una condición que limita la capacidad que tienen los riñones para eliminar las toxinas, productos de desechos, y exceso de líquido del cuerpo.
A largo plazo, la afección va dañando lentamente el delicado sistema de filtrado de los riñones. No obstante, el tratamiento temprano puede prevenir o retrasar el progreso de la enfermedad y reducir la posibilidad de complicaciones.
Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos(1), más del 40 por ciento de los casos de insuficiencia renal son causados por la diabetes, y se estima que casi 200.000 personas viven con enfermedad renal avanzada causada como complicación de la diabetes.
Con un tratamiento temprano, se puede ralentizar o incluso detener la progresión de la enfermedad. Es oportuno aclarar que no todo diabetico se complicará con nefropatía diabética y que no todas las personas con nefropatía diabética progresan a insuficiencia renal.
Causas
Con el tiempo, los altos niveles de glicemia terminan dañando los vasos sanguíneos de los riñones y otras de sus células.
Dentro de los riñones podemos encontrar unas pequeñas unidades llamadas glomérulos, estas están compuestas por vasos sanguíneos y se encargan de filtrar la sangre. La nefropatía diabética es capaz de dañar estas unidades, disminuyendo así, la función renal.
Con el tiempo, la diabetes mal controlada puede dañar los glomérulos renales que filtran los desechos de la sangre. Esto altera notablemente la función del riñón y causa hipertensión arterial. Y como un círculo vicioso, la presión arterial alta puede causar aún más daño renal al aumentar la presión en el delicado y ya debilitado sistema de filtrado renal.
Diagnóstico
Inicialmente, para realizar el diagnóstico, el médico realizará un interrogatorio en el que se preguntaran todos los síntomas y antecedentes médicos. Posteriormente se realizará un examen físico, luego el paciente podrá ser derivado a un especialista del riñón (nefrólogo) o en diabetes (endocrinólogo).
Para confirmar el diagnóstico es probable que hagan falta ciertas pruebas y procedimientos, tales como:
- Análisis de sangre: Los análisis de sangre ayudarán a determinar qué tan bien están funcionando los riñones.
- Análisis de orina: Las muestras de orina también brindan información sobre la función renal y la presencia de proteínas en la orina. Los niveles altos de proteína en la orina pueden indicar una afectación de los riñones.
- Pruebas de imagen: Se pueden usar radiografías y ultrasonidos para evaluar la estructura y el tamaño de sus riñones. También se pueden emplear la tomografía computarizada y la resonancia magnética para determinar qué tan bien circula la sangre dentro de los riñones.
- Biopsia renal: Se puede recomendar una biopsia para extraer una muestra de tejido renal que posteriormente será examinado bajo el lente de un microscopio.
Prevención
Para poder proteger los riñones del daño causado por la diabetes es necesario que el paciente trabaje de la mano del médico, para lograr lo siguiente:
- Niveles de glicemia bien controlados
- Presión arterial dentro del rango saludable
- Dejar de fumar
- Peso saludable
- Niveles de colesterol adecuado
También se debe mantener vigilada la función de los riñones mediante un análisis de orina, un análisis de sangre y una medición de la presión arterial al menos una vez al año.
Factores de riesgo
Hay muchos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar nefropatía diabética. Estos incluyen:
- Tiempo con el diagnóstico de diabetes, mientras mayor sea el tiempo, mayor es el riesgo
- Hiperglicemia o niveles altos de glicemia por tiempos prolongados
- Hipertensión arterial
- Sobrepeso u obesidad
- Tabaquismo
El riesgo también es mayor si están presentes otras complicaciones de la diabetes, incluyendo la retinopatía y neuropatía diabética.
Tratamiento
La detección y el tratamiento temprano de la nefropatía diabética no solo pueden detener la progresión de la enfermedad renal, sino que durante las primeras etapas pueden revertirla. El tratamiento implica controlar tanto los niveles de glucosa en sangre como la presión arterial.
Es imperativo mantener los niveles de glicemia dentro de los límites normales tanto como sea posible para prevenir o frenar el progreso de la nefropatía diabética. Se pueden utilizar ajustes al estilo de vida, como la dieta saludable y el ejercicio, en combinación con medicamentos orales para la diabetes o insulina para controlar los niveles de glicemia.
Las personas con diabetes tipo 2 que tienen proteinuria (pérdida de proteinas por la orina) generalmente también se tratan con medicamentos llamados inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (inhibidores de la ECA) o bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA).
Estos medicamentos también se usan para controlar la presión arterial, pero incluso si la presión arterial es normal, el médico puede recetar un inhibidor de la ECA o ARB ya que se ha demostrado que disminuyen la cantidad de proteína en la orina y pueden prevenir o retrasar la progresión de la nefropatia diabética.
No se recomienda la combinación de IECA con ARB debido al aumento de los efectos secundarios. La Asociación Americana del Corazón (AHA) recomienda mantener una presión arterial por debajo de 120/80 milímetros de mercurio (mm Hg).
Ajustes del estilo de vida
Llevar una dieta saludable y realizar actividad física con regularidad son importantes para controlar los niveles de glucosa en sangre y la presión arterial. El médico y educador en diabetes podrán brindar consejos sobre dieta saludable y recomendaciones de ejercicio.
También se recomienda evitar las dietas altas en proteínas, ya que el exceso de proteína puede dañar aún más los riñones. Por el contrario, se recomienda una dieta baja en proteínas para las personas con nefropatía avanzada, para ayudar a retrasar la aparición de la insuficiencia renal.
Otras recomendaciones
Reducir el colesterol alto: Las estatinas son medicamentos que ayudan a reducir el exceso de colesterol en sangre. Fomentar la salud ósea: Los medicamentos que ayudan a controlar el equilibrio de fosfato de calcio son importantes para mantener huesos sanos.
Además de esto, es posible que el médico recomiende pruebas de seguimiento y vigilancia de forma periódica, para evaluar si la enfermedad renal se mantiene estable o progresa.
Referencia: